Engloba las alteraciones de la dinámica miccional que se originan en el sistema nervioso.
En su desarrollo influyen los accidentes cerebrovasculares, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y las lesiones medulares.
Tratamiento de la impotencia o disfunción eréctil
Tratamiento de la impotencia o disfunción eréctil
Engloba las alteraciones de la dinámica miccional que se originan en el sistema nervioso.
En su desarrollo influyen los accidentes cerebrovasculares, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y las lesiones medulares.
Está asociada a estímulos externos que afectan a los sentidos (frío o agua), a emociones fuertes y repentinas (miedo, angustia o placer), o a fobias y manías.
La pérdida de orina se produce porque la vejiga se encuentra distendida por obstrucción e imposibilidad de vaciado. Se distinguen dos causas de incontinencia urinaria por rebosamiento:
Suele ser una combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia. Una de ellas tiene más repercusiones, por lo que se recomienda afrontar primero los síntomas más frecuentes.
La pérdida de orina se produce por un hiperactividad del músculo detrusor y un trastorno en los mecanismos esfinterianos.
En este caso, la incompetencia del cuello vesical permite la entrada de orina en la uretra proximal. Como consecuencia, el detrusor entiende que se ha iniciado la micción y libera el reflejo que produce su contracción.
Consiste en la pérdida involuntaria de orina asociada a una necesidad imperiosa y repentina de orinar.
Al no llegar a tiempo al baño, se puede escapar la orina.
Por lo tanto, existe una consciencia previa.
El origen de esta incontinencia se encuentra en el músculo detrusor. Se pueden distinguir dos tipos de incontinencia urinaria de esfuerzo:
La pérdida de orina se produce al realizar cualquier movimiento o actividad física. La risa, el estornudo, el deporte, la carga de objetos pesados o el mero hecho de ponerse en pie o agacharse puede provocar escapes de orina que van desde unas gotas hasta un chorro.
El esfuerzo físico, aunque sea leve, provoca un aumento de la presión en el abdomen y en la vejiga, pero no es transmitida a la uretra, lo que desencadena la incontinencia.
La pérdida de elasticidad y de tensión del suelo pélvico, provoca la caída de la vejiga y la uretra y sus mecanismos de continencia sólo son efectivos en reposo.
Ocurre muy frecuentemente tras la cirugía derivada del cáncer de próstata y de la hiperplasia benigna de próstata.
Este tipo de incontinencia no está asociada a la necesidad de orinar.